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Siempre que trabajo con un portavoz, lo hago con la mente y la sensibilidad puesta en cómo ayudarle a desarrollar su capacidad de comunicación. A incrementar su autoestima y su seguridad. Actúo con el máximo respeto y discreción. Al fin y al cabo hay muchas emociones fluyendo e influyendo en los momentos en los que comunicamos. Y más cuando somos responsables de transmitir un mensaje que nos sitúa en posición de liderazgo. Cuando este mensaje se convierte en mediático multiplica su impacto, ya que más gente podrá ver, ser influida y opinar sobre la actuación del portavoz.

Ser Portavoz, una tarea dificil

Cada vez me parece más obvio que nuestra consciencia es limitada, y por tanto sólo nos damos cuenta de algunas cosas que funcionan o no funcionan y ahí es dónde concentramos nuestra atención. En el caso del portavoz, seguramente tratará de fijarse en reproducir los contenidos, que le han sido suministrados desde comunicación, o aquellos que a él le parecen importantes y vitales para su negocio o propósito, en ese momento. Tal vez concentre también la atención en la tensión que produce ser observado por otros y se sienta turbado por ello, ofreciendo múltiples mensajes inconscientes. Éstos, alojados habitualmente en el cuerpo, delatarán la ausencia de coherencia o seguridad en lo que dice. Y esta sociedad mediática está muy entrenada en percibir, también inconscientemente, esos gestos parásitos.

Un portavoz debe atender a multiples recursos

¿Qué pasa con estos aspectos comunicativos que están simultáneamente ocurriendo durante la emisión del mensaje? ¿qué ocurre con las manos? En muchas ocasiones he visto manos que concentran y delatan la tensión del portavoz. Recuerdo a un portavoz de gobierno que le ocurría. Aprender a utilizar esta gesticulación tan importante permite amplificar y pautar el discurso.

¿Qué ocurre cuando una voz que no se oye o se modula inadecuadamente y se esconde detrás del cuello de la camisa?  Una voz que no da muestra de liderazgo y que hay que desbloquear, volvemos a las emociones, para que favorezcan la correcta emisión y entonación adecuada al mensaje. Para que también la voz proyecte poder

¿Qué ocurre cuando el cuerpo da muestras de tensión? ¿Cómo trabajar el cuerpo para que sea un aliado, una muestra uniforme del mensaje y sentido que queremos transmitir? Recientemente, en una formación de portavoces para el CEO de una multinacional, éste fue el objetivo más evidente.   ¿Cómo se desplaza el cuerpo en el espacio? ¿Qué mensaje inconsciente está transmitiendo? Y la estética, ¿es congruente con el resto del mensaje que se transmite?

Analizando el comportamiento de los portavoces

¿Y el rostro, qué decir del rostro? Los rostros carismáticos expresan emociones positivas, dan noticia de bienestar y seguridad. En éste ámbito han de trabajarse los referentes emocionales, expresamos lo que sentimos,  que están funcionando en la mente del portavoz, y que se transmitirán inevitablemente a su rostro, sus ojos y su boca.

Nuestra sociedad mediática, cada vez más entrenada en la observación visual capta estos lenguajes no verbales y los valora inconscientemente como elementos vitales del liderazgo. Cualquier líder que desee abundar sobre su influencia ha de considerar los aspectos no verbales de modo estratégico. Y definitivamente, el lenguaje no verbal, aludiendo al lenguaje taurino, se ve mejor desde la barrera.

Carmen Sebastián (www.comunicacionemocional.com) es experta en formación de portavoces. Para contactar con ella utiliza el siguiente formulario:

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