Madrid celebra el solsticio de verano. A pesar del previsible bochorno la gente va cubierta; incluso algunas mujeres van con velo. Nos estamos retrotrayendo a los tiempos del Barroco en que los carruajes recorrían el Manzanares. Una visión inusual capturada en un lienzo de la Escuela Madrileña que como muchas otras obras de arte encontrarás en la muestra que la sala de exposiciones CentroCentro (Plaza de Cibeles) exhibe hasta el próximo 1 de marzo en la capital.
Las 160 piezas que expone la Colección Abelló son el fruto de las apetencias estéticas como coleccionistas de Juan Abelló y su esposa, Anna Gamazo, que siguiendo la historia del arte desde el XV hasta el XX hacen para nosotros un recorrido personal que incluye nombres de la talla de Juan de Flandes, El Greco, Murillo, Modigliani, Juan Gris, Sorolla, Degas, Klimt, Grosz…
Como si se hubieran dejado guiar por “El olfato” de aquel viejo retratado en la pintura de José de Ribera “El Españoleto” con afanes alegóricos los compiladores de creaciones únicas permiten al espectador adentrarse casi en la intimidad de los propietarios de la colección que han descolgado de las paredes de sus casas y empresas una selección de obras maestras, entre las que destacan cinco Miró de grandes dimensiones y catorce obras de Picasso. Así, podemos disfrutar del recogimiento y la devoción en la mirada de la Virgen de la mano de Zurbarán o penetrar en ese mundo de identidades deconstruidamente dolorosas que nos propone Francis Bacon desde un tríptico en tonos rojizos que como si de un biombo se tratara abraza al visitante de la muestra.
Y un motivo más para pasarse por la sala de exposiciones: además de tener la oportunidad de sufrir el síndrome de Stendhal ante tanta belleza: los fondos recaudados irán destinados a Cáritas.
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