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Nota de prensa. Los textos, imágenes y vídeos contenidos en este artículo pueden descargarse y reproducirse libremente con la finalidad de informar sobre la exposición «Edvard Munch, Arquetipos». El vídeo puede reproducirse desde Youtube o descargando el fichero original en calidad óptima para TV y Web. El audio del vídeo puede utilizarse igualmente como locución completa en radio. 

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Lo primero que sorprende al visitar Edvard Munch, Arquetipos, en el Museo Thyssen, son las conexiones de las obras expuestas con nombres como Gauguin, Van Gogh o Matisse. Nos lo explica la comisaria de la exposición, Paloma Alarcó.

Paloma Alarcó: Conoció a los impresionistas, que le influyeron un tiempo y le dieron determinadas claves pictóricas. De Gauguin le interesaron especialmente los grabados, la experimentación técnica que había hecho con el grabado, y que Munch llevó más allá; Van Gogh también fue un artista que le interesó a Munch, y por ejemplo aquí tenemos una maravillosa noche estrellada; hay obras también que son muy Matissianas, y es curioso cómo Munch influye en Matisse en el principio de su vida, y luego Matisse le influye a Munch en el final de su vida.

Stjernenatt, 1922-24

Stjernenatt, 1922-24

La muestra, organizada en colaboración con el Museo Munch de Oslo, contiene ochenta obras, provenientes en parte de esta institución, así como de la Kunsthaus de Zurich, el Kunstmuseum de Basilea, la Tate de Londres, National Gallery de Washingtong, y el propio Museo Thyssen, el único en España con obras de Munch. Al visitarla recorremos el universo interior de sentimientos y motivos que obsesionaron a Munch.

Alarcó: Hemos elegido una organización temática, por los temas que obsesionaron al artista durante toda su vida, sentimientos, prototipos de determinadas pasiones, arquetipos de personajes en los que todos nos reconocemos… En cada sección se analiza uno de esos temas, que además perviven en toda su vida, y mezclamos pinturas con grabados, obras tempranas con obras tardías… para ver otro aspecto muy interesante de Munch, que es la repetición. Una vez que tenía muy claro qué es lo que quería contar, qué temas quería tratar, los repetía y repetía, y cada nueva versión incorporaba algo nuevo.  Cada vez más nos damos cuenta de que –aunque es cierto que hay un fondo biográfico, como les ocurre a muchos artistas- Munch lo que quería era contar historias. Convertir esas vivencias personales en sentimientos universales. En el fondo, él lo que crea son arquetipos. Arquetipos que todo el mundo entiende, y que ha vivido en un momento de su vida

Pero la exposición es también un recorrido lineal desde la oscuridad dominante en la primera parte de la vida y obra de Edvard Munch hacia la luz que sus últimas producciones muestran a raudales

Alarcó: Al volver a Noruega en 1909, Munch ya está seguro de sí mismo, y es un pintor aceptado, y deriva en una fuerza del color mucho más vital y colorista, mucho más expresiva. Sí que hay una transformación.

Selvportrett foran husveggen, 1926

Selvportrett foran husveggen, 1926

El Museo Thyssen, con Arquetipos, nos invita a reconocer, más allá del grito, a uno de los padres del arte moderno.

Alarcó: Ya en 1912 hubo una exposición muy importante en Colonia, en el Sondenburgh, y ahí Munch se presentó como uno de los padres de la modernidad, con Cezanne, Gauguin y Van Gogh. En su búsqueda y en su experimentación abrió caminos nuevos al arte moderno. Yo creo que sin ningún lugar a dudas hay que ponerle en ese trono de los grandes padres de la modernidad del arte del siglo XX.

Del 6 de octubre al 17 de enero, en el Museo Thyssen de Madrid.

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