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A medida que vamos teniendo mayor visibilidad sobre la economía post-Covid19, nos va resultando más dolorosamente claro que los sectores económicos vinculados al hecho presencial colectivo resultarán especialmente damnificados. La hostelería desde luego, y de manera general el turismo de ocio o negocios: esos corrillos de barra y taberna de grupos de amigos discutiendo y riendo por cualquier causa -el verdadero objetivo es reunirse, disfrutar de la compañía- tardarán tiempo en volver a convocarse. Es posible que los viajes de avión (o tren, o autobús) requieran aforos máximos y causas justificables mientras la pandemia no haya sido extinguida por completo. Cines, teatros, conciertos, y eventos deportivos tardarán en volver a ver sus recintos llenos. No deja de ser significativo que el primer gran aldabonazo premonitorio del impacto del Covid-19 en la industria de los eventos fuera la cancelación del Mobile World Congress en Barcelona, allá por mediados de febrero -¡qué tiempos aquéllos, ¿verdad?

Esto será así no solo por las restricciones disciplinarias gubernamentales, sino porque la tragedia está dejando en nosotros tal rastro emotivo que tardaremos en recuperar el tono necesario para reunirnos despreocupadamente. Si ahora nos cruzamos por las calles y procuramos pasar lo más lejos posible de nuestros vecinos, o si los familiares de personas autistas, los propios sanitarios o los dueños de perros tienen que soportar insultos y hasta algún petardo lanzado por los tristemente célebres «policías de balcón» (los mismos y mismas que serían colaboracionistas bajo un régimen nazi, aunque afortunadamente no es el caso); siendo todo esto así, ¿cabe en la cabeza que de un día para otro nos quitemos las mascarillas como si hubieran sido de broma y volvamos a reír, abrazarnos palmeándonos espaldas y besándonos las mejillas? Difícil.

Por otra parte, casi todas las empresas deberán afrontar una situación financiera muy complicada. La aplicación de ERTEs -que conlleva la inviabilidad de ajustar plantillas durante los seis meses posteriores al levantamiento del estado de alarma- puede suponer para muchas una trampa terminal si la economía no alcanza su nivel anterior en pocas semanas. Los ERTEs son una herramienta óptima para un escenario de recuperación en V, de ángulo inferior muy cerrado; pero si el escenario es otro la obligación de mantener salarios durante seis meses en un contexto de demanda y producción mucho más débiles de lo esperado puede transformarse un túnel directo a la quiebra y liquidación de la compañía. Esperemos que no sea así, y que llegado el caso tanto el gobierno como los agentes sociales tengan la suficiente cintura para remediarlo. El empleo no se puede mantener por decreto en una economía paralizada.

Además, en su esfuerzo por sobrevivir, las empresas recortarán gastos de todas las partidas no esenciales. Y una vez más, los viajes para reuniones, congresos, ferias, eventos… serán de los primeros en sufrir tijera. Y así la vela arde por sus dos extremos: todo lo que sea «presencial» -y cuanto más numeroso, peor- tardará en reactivarse, aún sin restricciones, pero es que además aunque se celebre las empresas limitarán mucho su participación en ello.

Creo que esta es la primera ocasión en los nueve años de vida de Reportarte en la que se publica en nuestra web una opinión personal, la de su fundador y director, que firma estas líneas. Si lo hago, es para manifestar mi total adhesión a la industria de lo presencial: hostelería, viajes, turismo, y por supuesto eventos, a la que considero fundamental no solo para la actividad económica, sino para la felicidad personal y profesional de cada uno de nosotros. Claro que nada podrá ser como antes. Pero lo presencial debe seguir teniendo su lugar, con todas las precauciones necesarias, con nuevos códigos de conducta relacional y normativas de prevención de riesgos: la economía de lo presencial debe seguir adelante, #EstoNOtienequeParar. Y -como sector especialmente damnificado por el desastre- requiere atención especial mientras recupera un mínimo aliento.

Alberto Goytre, director de Reportarte.

Recupero también para ilustrar estas líneas el vídeo resumen de #EventsLovers, la jornada celebrada por AEVEA -la asociación de agencias de eventos españolas- en julio de 2019, como testimonio de apoyo a un sector del que formamos parte y a cuyo destino estamos ligados.

Las personas interesadas pueden, además, pulsar la siguiente imagen para acceder al repertorio de entrevistas realizadas con ocasión de #EventsLovers, que ofrecen en conjunto una visión adecuada de lo que era «el mundo de ayer», como diría Zweig. Esperemos que no se transforme en el de «Nevermore» ni de Poe ni de Peter Pan.